En fin...
Una vez pasada la etapa de frustración y decepción teníamos que reaccionar, así que decidimos que era hora de ponernos manos a la obra y encontrar otra casa a toda costa.
Fuimos a ver varias, pero estábamos tan obsesionados con la que habíamos perdido que a todas les encontrábamos peros (demasiada reforma, demasiado lejos, demasiado oscura, demasiado grande, demasiado pequeña...)
Hasta que un día fuimos a ver una que se salía por completo del tipo de viviienda que habíamos estado buscando...pero no sé por qué nos decía algo...
Era una planta baja con un vecino arriba, a 10 minutos de nuestro antiguo piso y tenía zona comunitaria con piscina. Yo tenía muy pocas espetativas, pero cuando entré... todo cambió.
Planta baja en finca de 15 años, de casi 100 metros cuadrados, 50 de terraza, piscina comunitaria pero con pocos vecinos y gestión muy familiar sin apenas gastos de comunidad, 3 habitaciones, dos baños y salón y cocina grandes...Pensé por primera vez que no necesitaba nada más.
Siempre habíamos pensado en casas tirando a granades, en terreno para huerto piscina, barbacoa etc. Pero siempre implicaba mucha reforma ya que nuestra situación económica no nos permitía hipotecarnos por cientros de miles de euros.
Cuando nos montamos en el coche para volver a casa, Jose y yo nos miramos y descubrimos que a los dos nos había pasado lo mismo...CAMBIO DE CHIP.
Comprar esta casa suponía una hipoteca mucho más baja que la que nos quitaron, sin quebraderos de cabeza de reformas, sin tener que trabajar tú en el jardín, sin tener que esperar mil años a poder hacer la piscina... Todo era mucho más fácil y más orientado a disfrutar de la casa desde el momento de la compra.
No había más que hablar, suplía nuestras necesidades sin grandes ambiciones. No era la casa de nuestros sueños, pero la veíamos muy práctica y coqueta y suponía una gran mejora frente al piso sin necesidad de hipotecarnos hasta el cuello.
En mi próxima entrada os enseñaré fotos, nos os la perdáis.
No hay comentarios:
Publicar un comentario